En los últimos años ha aumentado la adicción a las nuevas tecnologías por su frecuente uso en nuestra vida cotidiana. Actualmente, elevada parte de la población tiene acceso a ellas y de hecho, se utilizan desde edades muy tempranas.
En la mayoría de los casos, se genera un uso adecuado y realmente han aportado grandes ventajas en nuestra sociedad. Por ejemplo, la sencillez para comunicarse entre personas, la facilidad en la búsqueda de información, la ayuda para la gestión de muchos negocios, etc. No obstante, el uso inadecuado de estas tecnologías también puede acarrear consecuencias negativas en la vida de las personas, incluso generar una adicción.
La adicción a las nuevas tecnologías se define como un patrón de comportamiento inadecuado de Internet, móvil, videojuegos, etc. caracterizado por un control deficiente sobre los mismos, dando prioridad a estos sobre otras actividades e intereses. Además, existe una dificultad para dejar de utilizarlos a pesar de las consecuencias negativas. Todo esto, causa una interferencia significativa en la vida cotidiana de la persona.
Incluso, en momentos en los que no pueden ser utilizados estos dispositivos, se puede presentar sintomatología de ansiedad y/o depresión que generalmente cesa cuando la persona vuelve a utilizar el dispositivo tecnológico.
Diversos estudios neurocientíficos han demostrado que el uso de los dispositivos tecnológicos genera inmediatamente la segregación de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que está relacionado con los centros de placer del cerebro. El nivel de dopamina aumenta al generar actividades gratificantes para la persona como puede ser comer, jugar, enamorarse, etc. Nuestro cerebro intenta volver a conseguir esas sensaciones, a pesar de conllevar consecuencias negativas en algunas ocasiones.
Por tanto, los procesos neuronales que utiliza el cerebro cuando se utilizan las nuevas tecnologías están relacionados con los centros de placer del cerebro, a su vez, relacionados con los mecanismos que generan una adicción.
Sin embargo, existen otros factores que influyen en la génesis de una adicción a estas tecnologías. Entre estos encontramos presentar una baja autoestima, dificultades sociales, presencia de eventos estresantes para la persona, carecer de habilidades de solución de problemas, elevada frustración, aburrimiento, entre otros.
Señales de Alarma. ¿Cómo lo puedo detectar?
Algunas señales de alarma para la adicción a las nuevas tecnologías son las siguientes:
- Disminución de las horas destinadas al sueño para estar conectado.
- Tensión corporal mientras se utiliza el móvil, ordenador, etc.
- Quejas por parte de amigos y familiares del uso de estos dispositivos.
- Cambios de humor drásticos cuando falla la conexión.
- Dejar de realizar algunas actividades para jugar, chatear, etc.
- Disminución del interés en otras actividades.
- No responde a estímulos externos cuando está conectado.
- Aislamiento social.
- Disminución del rendimiento académico.
- Elevada irritabilidad y enfado.
- La comunicación familiar y social se deteriora cada vez más.
Lo esencial es aprender a gestionar el uso de las nuevas tecnologías para que sea un acto voluntario de la persona y prevenir que se convierta en una adicción.
En caso de que se haya desarrollado una adicción a las nuevas tecnologías es posible volver a conseguir un uso adecuado de las mismas, mediante la realización de una terapia psicológica que permita analizar las causas que han generado el problema y aprender las herramientas necesarias para poder recuperarse.
Cuando se trata de adolescentes, en la mayoría de las ocasiones se necesita la colaboración de los padres para que reciban pautas sobre cómo manejar el problema de manera eficaz desde casa.
Si consideras que tu hijo/a puede presentar una adicción a las nuevas tecnologías, en Mente Balú contamos con un equipo de profesionales expertos que podrían orientarte y asesorarte para encontrar una solución.