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Los Trastornos Alimenticios consisten en un patrón alimentario disfuncional relacionado con la ingestión de alimentos, así como en una serie de prácticas destinadas a paliar los efectos de la ingesta de alimentos (vomitar, uso de laxantes, realización de ejercicio físico, etc.), con la finalidad de ejercer un control sobre el peso corporal.
El periodo de la infancia y adolescencia supone el momento de mayor vulnerabilidad para los problemas de alimentación. No obstante, con una intervención psicológica eficaz y adaptada a las circunstancias de cada persona, se puede conseguir recuperarse por completo de estos problemas.
En ocasiones es complicado establecer el límite entre un problema y un trastorno debido a que ambos pueden afectar a nuestra vida cotidiana. No obstante, todas las personas experimentamos diferentes problemas y dificultades diarias que pueden dificultar nuestro bienestar. Un trastorno sería un problema mayor que puede generar consecuencias mucho más intensas, un mayor deterioro en diferentes ámbitos de nuestra vida y unas consecuencias más graves que un problema. En ocasiones, se empieza experimentando problemas y dificultades, llegando a desarrollar un trastorno con el paso del tiempo y el empeoramiento de la sintomatología y circunstancias personales.
No obstante, en Mente Balú nos centramos en la persona, independientemente de que nos hallemos ante un trastorno o un problema. Consideramos que se acude a terapia psicológica para solventar diferentes problemas que interfieren en nuestra vida cotidiana, trabajando de forma exhaustiva e integral sobre todo aquello que se considere necesario.
Existen diferentes tipos de trastornos de alimentación. Entre los más frecuentes encontramos los siguientes:
Existen otros problemas de alimentación como la Pica, que supone la ingestión de sustancias no nutritivas y no alimentarias; y el Trastorno de rumiación, que consiste en la regurgitación repetida de alimentos; y el Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos, caracterizado por el fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas, siendo estos últimos menos frecuentes.
Todos los problemas de alimentación causan un deterioro significativo y una interferencia en la vida cotidiana de la persona que los padece, así como en su entorno.
Podéis ver más en este enlace de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia.
Existen diferencias en la psicopatología básica de los diferentes tipos de trastornos alimenticios. No obstante, en todos ellos existe un patrón disfuncional de la ingesta de alimentos.
Algunas de las manifestaciones clínicas, comunes a todos estos problemas son la alteración en el aspecto físico, es decir, las consecuencias físicas y fisiológicas que estos problemas conllevan (por ejemplo, la hipoglucemia, bradicardia, deshidratación, etc.); la alteración en el comportamiento, dirigido a adelgazar y controlar el peso; los aspectos cognitivos, como por ejemplo, las ideas sobrevaloradas presentes, que consisten en las creencias centrales del sistema de valores de la persona; y los aspectos emocionales, por la continua disforia u emociones negativas que se pueden experimentar.
En Mente Balú realizamos una amplia evaluación para determinar todas las características clínicas que puedan existir, así como el tipo de problema de alimentación que existe, con la finalidad de poder establecer la terapia psicológica que mayor resultados y beneficios pueda aportar.
Existen diferentes factores de riesgo que podrían predisponer a desarrollar un problema alimenticio. Entre ellos encontramos los siguientes:
Existe diferentes evidencias que indicarían una predisposición biológica a padecer un problema de alimentación. Asimismo, se ha visto que podría existir una desregulación en el sistema de la serotonina (5-HT), neurotransmisor relacionado con la ingesta de alimentos. Del mismo modo, factores perinatales podrían estar relacionados con los problemas de alimentación.
La vulnerabilidad psicológica hace referencia a diferentes rasgos de personalidad y de temperamento. Por ejemplo, rasgos obsesivos, rígidos, perfeccionistas de personalidad, pueden estar relacionados con la anorexia nerviosa. En cambio, rasgos de inestabilidad emocional e impulsividad, podrían estar relacionados con la bulimia nerviosa.
Los estándares de belleza y delgadez que nos transmiten en la sociedad podrían influir en los problemas de alimentación. Del mismo modo, el papel de los medios de comunicación, en los que se difunde ese mismo ideal de belleza que supuestamente tenemos que conseguir. También, pueden influir los grupos sociales como la familia y amigos, por la transmisión de valores socioculturales.
En Mente Balú, realizamos una evaluación amplia e integral de toda la sintomatología, y en sus posibles causas, con la finalidad de aplicar una terapia psicológica que nos permite obtener resultados terapéuticos en un corto periodo de tiempo. Así, trabajamos de forma paralela sobre el origen del problema y sobre sus síntomas actuales, para alcanzar resultados que se mantengan en el tiempo.
En ocasiones, los miembros de la familia desempeñan un papel clave en la intervención psicológica, así que, en caso de ser necesario y en aquellos casos en los que el psicólogo/a experto en esta temática lo considere adecuado, trabajamos de forma conjunta y coordinada.
Habitualmente, nos centramos en restaurar los patrones de nutrición alterados y alcanzar un peso saludable, teniendo presentes todos aquellos factores secundarios que pueden estar manteniendo el problema.
Algunas de las manifestaciones clínicas, comunes a todos estos problemas son la alteración en el aspecto físico, es decir, las consecuencias físicas y fisiológicas que estos problemas conllevan (por ejemplo, la hipoglucemia, bradicardia, deshidratación, etc.); la alteración en el comportamiento, dirigido a adelgazar y controlar el peso; los aspectos cognitivos, como por ejemplo, las ideas sobrevaloradas presentes, que consisten en las creencias centrales del sistema de valores de la persona; y los aspectos emocionales, por la continua disforia u emociones negativas que se pueden experimentar.
En Mente Balú realizamos una amplia evaluación para determinar todas las características clínicas que puedan existir, así como el tipo de problema de alimentación que existe, con la finalidad de poder establecer la terapia psicológica que mayor resultados y beneficios pueda aportar.
Aquí te podemos resolver algunas dudas. Y si no fuera suficiente… ¡Llámanos! Te vamos a atender de forma rápida y concisa.
La duración de la terapia psicológica para un problema de alimentación depende de cada caso particular, teniendo en cuenta las circunstancias personales y necesidades de la persona.
Sí, en nuestro equipo de profesionales contamos con psicólogas expertas en este tipo de problemáticas. Ellas poseen amplia formación y experiencia profesional en problemas de alimentación para ofrecer a todos nuestros pacientes aquel profesional con mayor cualificación para atender su demanda.
Sí, en todos aquellos casos en los que la psicóloga considere necesario la intervención coordinada y paralela con otros profesionales (por ejemplo, nutricionistas, médicos, psiquiatras, etc.) se valorará la posibilidad de intervenir conjuntamente.
Habitualmente se establecen con una periodicidad semanal, espaciando las sesiones a medida que se vayan obteniendo resultados terapéuticos.
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