Los Miedos infantiles

¿Cómo manejar los miedos infantiles?

El miedo es una reacción emocional caracterizada por una intensa sensación de peligro inminente. La presencia de miedos durante la niñez y adolescencia suele ser frecuente y forma parte del desarrollo evolutivo normal. Los niños se enfrentan continuamente a situaciones desconocidas y amenazantes, en ocasiones difíciles de gestionar.

El miedo actúa como un recurso de protección que previene la ocurrencia de determinadas situaciones temidas. Habitualmente estos miedos son transitorios, de intensidad leve y se van superando con el curso evolutivo, al aprender estrategias de afrontamiento adaptadas. 

 

 

Miedos evolutivos según la edad

 

En la siguiente tabla aparecen diferentes miedos evolutivos según la edad de la persona:

Edad

Situaciones temidas

0 – 6 meses

Pérdida súbita de apoyo, ruidos fuertes, estímulos intensos.

7 -12 meses

Extraños, objetos que surgen súbita e inesperadamente.

1 año

Extraños, separación padres, heridas y alturas.

2 años

Ruidos fuertes, oscuridad, separación padres, objetos grandes, cambios en el entorno personal, etc.

3-6 años

Máscaras, oscuridad, animales, seres imaginarios, dormir o permanecer solos, etc.

6-9 años

Seres imaginarios, oscuridad, daño físico y ridículo.

10-12 años

Exámenes escolares, rendimiento académico, muerte, aspecto físico, conflicto entre padres. 

12-18 años

Rechazo entre iguales, imagen corporal y pérdida de autoestima. 

La dificultad aparece cuando este miedo se convierte en una ansiedad que conlleva una serie de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales, interfiriendo en el funcionamiento cotidiano y generando un elevado malestar emocional.

¿Cuál es su causa?

 

En la génesis de los miedos infantiles puede haber tres vías de adquisición:

  1. Por experiencia directa. Por ejemplo, cuando todo estaba a oscuras, el niño sufrió un suceso traumático que podría explicar un miedo a la oscuridad.
  2. Por experiencia indirecta. Por ejemplo, observó como los compañeros se reían de otro niño delante de muchas personas y ha desarrollado un miedo a hablar en público.
  3. Por aprendizaje vicario. Por ejemplo, mediante información recibida por diferentes familiares, libros, medios de comunicación, etc.

A pesar de estas tres vías etiológicas para explicar los miedos, se considera que su causa puede ser debida a diversos factores no excluyentes.

 

¿En qué consiste el tratamiento psicológico para los miedos infantiles?

 

En Mente Balú evaluamos y detectamos cuando un miedo no se considera evolutivo para prevenir la ocurrencia de un problema de ansiedad más grave. 

Una terapia psicológica adecuada para enseñar a los niños a gestionar los miedos que puedan presentar, consiste en la utilización de técnicas destinadas a eliminar el malestar que se presenta. 

Para ello, existen algunas herramientas con elevada eficacia como las siguientes:

  • Desensibilización sistemática, destinada a exponer al niño a aquello que teme, durante un breve periodo de tiempo para que la ansiedad vaya disminuyendo al comprobar que la situación no es tan peligrosa como pensaba.

 

  • Relajación y respiración, para disminuir la tensión muscular asociada a la ansiedad y el manejo de la sintomatología. 

 

  • Práctica reforzada, orientada a aproximar al niño al estímulo que teme mediante la sucesión de diferentes pasos y la utilización de refuerzos positivos.

 

  • Modelado, un modelo interactúa con las situaciones que general ansiedad sin que se produzcan las consecuencias temidas.

 

  • Autoinstrucciones, para modificar ideas y pensamientos desadaptativos, enseñando al niño a pensar de una forma más adaptativa y modificando las cosas que se dice a si mismo. 

Se requiere que todas estas herramientas psicológicas sean aplicadas por un psicólogo infantil y juvenil especialista en miedos infantiles. 

 

¿Qué puedo hacer si mi hijo presenta elevados miedos infantiles?

 

  • Detectar si se trata de un miedo evolutivo normal, en caso de que no interfiera en su vida cotidiana, o un miedo irracional que requiere de atención clínica. Un psicólogo especialista en miedos infantiles puede detectar si es necesario una intervención especifica. 

 

  • Tranquilizar a su hijo comentando que estamos para apoyarle en lo que necesite, diciéndole palabras que ayuden a sentirse seguro. Por ejemplo, “tranquilo, estoy aquí contigo”.

 

  • Explicar a su hijo a identificar y comprender la emoción del miedo para que pueda entender su reacción emocional. Para ello, se puede utilizar cuentos infantiles especializados.

 

  • Ayudar a afrontar sus miedos lentamente y progresivamente, mientras mostramos afecto y cariño.

 

  • Limitar ver películas de miedo y/o imágenes que puedan asustar.

 

  • Aumentar la autoestima, seguridad y confianza en su hijo.

 

En Mente Balú contamos con psicólogos infantiles especialistas en miedos infantiles que pueden ayudar a tu hijo a gestionar aquellos miedos que le están interfiriendo en su vida cotidiana. 

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