Mi hija tiene un trastorno alimenticio

trastorno-alimenticio-anorexiaLos problemas de alimentación están caracterizados por una conducta disfuncional sobre la ingesta de alimentos y creencias disfuncionales relacionadas con el peso y figura corporal. Su origen es multicausal debido a que depende de diferentes causas psicológicas, ambientales, biológicas y/o sociales. Existen diferentes tipos de problemas de alimentación, siendo fundamental diferenciarlos para recibir un tratamiento adecuado.

Los más comunes son la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa. No obstante, en los últimos años, está aumentando los problemas relacionados con los atracones de comida. Todos ellos se pueden convertir en un problema importante para varias familias.

En la mayoría de los problemas de alimentación, se puede encontrar una baja conciencia de enfermedad que dificulta la búsqueda de ayuda y cumplimiento de un tratamiento psicológico. Esta característica genera elevada frustración en las familias de la persona que padece el problema de alimentación, debido a que, se desea por todos los medios que su hija coma, pero sus intentos por alcanzar una mejoría, deterioran la comunicación en la familia.

Por este motivo, la familia se convierte en un gran apoyo y una pieza esencial para la recuperación de la persona, al convertirse en un agente fundamental para el cambio. Así, en la gran mayoría de las ocasiones, el trabajo psicológico se realiza con familias para que puedan entender el problema y recibir diferentes pautas adaptadas para la correcta gestión del mismo.

 

¿Es la raíz del problema?

En ocasiones, los problemas de alimentación acostumbran a ser la punta del iceberg de otras circunstancias personales que afectan a la persona, con lo que es importante realizar una evaluación adecuada para que la terapia psicológica resulte eficaz. Del mismo modo, entender los problemas de alimentación de manera global ayudará a entender y explorar sus causas específicas. A veces, existen otros conflictos coadyuvantes que son necesarios abordar para una recuperación satisfactoria.

Paradójicamente, la comida se convierte en una señal de un problema interior de la persona que es necesario trabajar, pero no suele constituir el foco principal de la intervención.

 

La importancia de las emociones

Frecuentemente, existen otros aspectos importantes relativos a las emociones, identidad, creencias, intereses, valores, etc. que están muy relacionados con el mantenimiento del problema. Esto es fundamental que la familia lo comprenda para poder proporcionar un apoyo y ayuda satisfactoria.

Hay que intentar comprender al individuo que padece el problema, sin juicios ni críticas, para acercarse desde la seguridad y empatía necesaria. Si mostramos demasiado interés y preocupación, pueden interpretar que les estamos juzgando, que nos estamos interponiendo y así, dificultar la comunicación.

 

Tomad nota

Las discusiones, presiones por comer, chantajes emocionales, etc. son inadecuados, al distanciar a la familia y aumentar el sufrimiento de todas las partes, por no ser un mecanismo que resulte adecuado para aumentar de peso.

Estos problemas pueden generar un enorme deterioro en la persona que lo sufre, así como, en todo su entorno, con lo que la terapia familiar puede ayudar a gestionar el problema y encontrar soluciones lo antes posible.

 

¿Cómo recibir ayuda?

En caso de que la persona no quiera solicitar ayuda, se recomienda comentar que, los padres van a acudir a un profesional para recibir información, al desconocer como poder ayudar a su hija/o. Suele ser mucho más funcional cambiar el propio comportamiento que intentar obligar, presionar e insistir para buscar ayuda.
La implicación y colaboración depende de la edad de la persona, de la fase del problema en la que se encuentre y diversos factores que son necesarios analizar para ofrecer unas pautas adaptadas.

Asimismo, una actitud calmada ante el problema y evitar dejarnos llevar por la ansiedad y preocupación, será importante para manejar todas las emociones que sentimos al ver que nuestro/a hijo/a padece un problema alimentario.

Del mismo modo, mostrar firmeza y constancia en nuestras decisiones; evitar chantajes y ayudar a la persona a encontrar una estabilidad y orden; tener paciencia; poseer unas expectativas adecuadas ante el problema; evitar la impaciencia y enfados constantes, que pueden agravar el problema, suele ser muy útil para manejar la dificultad apropiadamente.

Todos los miembros de la familia tienen que desenvolverse como un equipo, cooperar y respaldarse entre ellos para actuar de la mejor manera posible. En caso contrario, se demuestra incoherencia pudiendo afectar a la persona. También es conveniente redirigir la atención a otros aspectos distintos al conflicto debido a que, si nos centramos exclusivamente en el problema de alimentación, aumentaremos el malestar emocional.

Por último, tenemos que poder aceptar la presencia de un problema alimentario y la necesidad de buscar ayuda terapéutica para facilitar la recuperación. Si negamos el problema, aumenta el riesgo de que se cronifique y se obtenga un peor pronóstico.

En Mente Balú contamos con profesionales expertos en problemas de alimentación que podrán ofrecerte la ayuda especifica si lo consideras necesario.

Caterina Teixidó

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