Las Situaciones Difíciles del Día a Día

Todos sabemos que las situaciones que vivimos en nuestro día a día no tienen las mismas consecuencias para cada una de las personas que las vivimos. Tanto es así, que ante un examen o una evaluación, podemos estar al borde del colapso mientras que otros están tranquilos o incluso impasibles. 

Las diferencias en la forma que tienen las personas de vivir un acontecimiento o situación, radican en la forma en la que la persona percibe dicha situación. Por ejemplo, una persona que perciba el examen al que se enfrenta como el más importante de su vida, donde el suspenso implica la pérdida de todo lo conseguido hasta el momento y que no ha estudiado lo suficiente, va a percibir la situación de forma más estresante que la persona que percibe dicho examen como otro examen importante al que enfrentarse, el cual si se suspende implicará la repetición del mismo y, que considera que ha estudiado lo necesario y suficiente para enfrentarse a él.

Por lo tanto, una situación es estresante si la persona:

  1. Se enfrenta a una situación importante.
  2. Percibe que dicha situación va a tener implicaciones negativas en su persona.
  3. Percibe que no tiene habilidades o capacidades suficientes para hacerle frente.

Una vez que la situación se percibe como estresante es cuando la persona moviliza todos sus esfuerzos cognitivos, emocionales y conductuales para hacerle frente, es decir, comienza el proceso de afrontamiento del estrés.

Tipos de afrontamiento

Al igual que una situación puede ser o no ser percibida como estresante, también dicha situación puede afrontarse de una forma o de otra.

Existen dos tipos principales de afrontamiento:

  • Afrontamiento centrado en el problema: este tipo de afrontamiento consiste en realizar todos los esfuerzos necesarios para eliminar o reducir el problema al que se enfrenta la persona.
  • Afrontamiento centrado en la emoción: este tipo de afrontamiento se centra en reducir el malestar generado por la situación estresante en las emociones de la persona.

Una situación, como por ejemplo, el divorcio de unos padres puede afrontarse de diferentes formas por cada uno de los hijos. De esta forma podemos tener un hijo que busque el apoyo de familiares o profesionales para buscar soluciones (afrontamiento centrado en el problema), mientras que otro hijo puede afrontar la situación saliendo más de lo normal para no sentirse mal o intentar no pensar, ni querer hablar de la vida familiar que se llevaba hasta el momento (afrontamiento centrado en la emoción).

¿Qué tipo de afrontamiento es el mejor?

Si bien es cierto que una misma situación puede afrontarse de diversas formas, a lo largo de la historia de la Psicología se ha comentado que el afrontamiento centrado en el problema es mucho más eficaz que el centrado en la emoción, ya que elimina directamente el problema que causa malestar. 

Sin embargo, actualmente, se observa que ningún tipo de afrontamiento es positivo o negativo por sí mismo, sino que depende de si se utiliza en el momento oportuno o no.

De forma que cuando una persona tiene la capacidad y la oportunidad de solucionar el problema será mucho más efectivo el uso de estrategias centradas en el problema (ej. realizar tareas administrativas para solucionar un problema legal, tomar la decisión de cambiar de carrera si no soy capaz o no me gusta lo que hago actualmente, dejar de juntarme con personas que no son recomendables para mí, etc…). Mientras que cuando la persona se enfrente a una situación la cual no puede o no es capaz de solucionar directamente, será mucho más eficaz para afrontarla, el hecho de centrarse en reducir las emociones negativas asociadas a esa situación (ej. divorcio de los padres, muerte de un familiar, discusiones con el entorno, etc…). 

En Mente Balú, contamos con un equipo de expertos que te ayudará a comprender mejor estos conceptos y a poder utilizar el tipo de afrontamiento más adecuado a tu situación para que tu nivel de malestar disminuya.

Ángela Socastro.

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